viernes, 24 de octubre de 2008

En el Café, junto al Templo sin mercaderes

Sé que es viernes porque muchos empleados entran en los edificios de oficinas como si accedieran a un avión: arrastrando una maletita. En el Zúrich conozco a Germán Gullón. Cuando llego está hablando con Toni Montesinos sobre Galdós. Al rato de escucharle florece en mi interior la más antipática de las nostalgias: la de lo que no ha ocurrido. Gullón es el profesor de literatura que nunca tuve y que siempre quise tener. Qué pocas frases bastan para compartir un destino. Mis profesores de literatura eran una suerte de aburridos empleados de banca (ni siquiera arrastraban una maleta los viernes).