lunes, 1 de febrero de 2010

«Ha venido la muerte: era una furgoneta o un gorrión» Eduardo Moga

Era una furgoneta, sí, la que se llevó por delante al niño que salía corriendo frente a mí, otro niño también, acaso un poco mayor, camino del colegio, de hecho, frente a sus puertas, en el cruce de San Juan Bosco y la plaza Artós. Se apresuró a cruzar quién sabe si aún en rojo, si ya en verde. Me adelantó un instante antes de que viera cómo tropezaba, asustado ante la desmesura del vehículo, justo para que le golpeara el parachoques en la cabeza. Acabó de caer, hecho un ovillo, inerte. Así, desde entonces, me dejó a mí, paralizado.