jueves, 16 de junio de 2011

Fenêtres d'Aude 5

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Una maceta de claveles rojos, los visillos con un barco bordado que parecía navegar en mitad del azul de sus jambas, la luz de una lamparilla de pie al caer la tarde. No miraba porque sí aquella ventana cada día camino del colegio, de regreso, dándole mordiscos a la merienda o patadas a un balón. La observaba detenidamente por captar el paso fugaz de una sombra. Sólo era un niño, y la viuda, aquella mujer enigmática de la que se decían tantas cosas. Ante su ventana, hoy, no me pregunto qué será de ella, sino qué ha sido de mí.