lunes, 9 de abril de 2012

Cupidesca veintiuno

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—Lo nuestro esta noche, ¿es un diálogo?
—Qué remedio. Tú no haces más que hablar. Como si fuera de día.
—Por eso lo digo. Solo hablo yo.
—Ya sabes, se me da mal.
—¿Y qué se te da bien?
—Ya sabes.
—Sí, ya lo sé. Pero hoy tenía ganas de hablar.
—Y te he dejado. Todo lo que has querido. Hasta decir basta.
—¿Ya he dicho basta?
—Tú sabrás. Yo sigo aquí calladito.
—Como hablarle a una pared.
—No soy una pared.
—Como si lo fueras.
—Pero no lo soy.
—Pues podrías decir algo para demostrarlo.
—Algo.
—¿Un diálogo, esto?