miércoles, 31 de diciembre de 2014

Bye bye 2014


«¿Qué quedará de ti, año de métrica alejandrina?» —pregunta la Sibila arrodillada sobre la losa de mármol, con la cabeza oculta entre los brazos. «Todo», responde el Oráculo. «¿Todo? ¿He oído bien?» —no sale de su asombro la Sibila, que levanta la mirada inquisitiva hacia la piedra de donde la voz ha emanado— «¿no era más bien Nada la respuesta? ¿Ha dejado de ser la nuestra una pregunta retórica?». «Todo», reitera el Oráculo. E interpretando su postrer silencio el escriba anota: todo quedará registrado y cuando necesites algún dato esquivo las noticias más triviales del 2014 lo ocultarán en Google.

lunes, 29 de diciembre de 2014

Becqueriana / 58


Desde el horno un aroma dulce, a canela y a virutas de limón, impregna la tarde. Con su vaho desembarca en el puerto del recuerdo la niebla de una infancia. Por la pasarela del presente desciende confusa dentro de uno mismo, que al evocar aquel olor de la inocencia habla ahora con un tono más alto, más desinhibido también. Es el dulzor que expande por el aire una idea muy precisa del gozo. Rumor de multitud que en el muelle espera ver llegar al forastero. Expectativa del encuentro, cuando la cafetera lo mezcla con el olor a cabaña de bosque.

sábado, 27 de diciembre de 2014

Becqueriana / 57


Cada gesto de la mujer que se ha asomado a la ventana modifica el paisaje, lo transforma. Si sopla como quien deshace un diente de león, las flores de la acacia pintan la hierba y los guijarros del sendero de amarillo-van-gogh. Si silba la melodía de una canción de amor las violetas despiertan en el talud del ferrocarril y lo saludan cuando pasa. Si canta la letra de un poema que se aprendió de memoria cuando era niña, los gatos se tumban en el alféizar a escucharla. Si sueña, unas manos vaporosas sujetan su cintura por detrás y la elevan.

jueves, 25 de diciembre de 2014

Ni por esas. (Pequeño cuento de Navidad)


En la radio, trompetas tempestuosas, violines sinuosos. La marcha Radetzky. Debe de ser Navidad. O quizá el anuncio de unos grandes almacenes. Me asomo a la ventana y veo la raya del peinado de la gente trazada con esmero. Sí, es Navidad. No cabe duda. La música me está animando. Es inaudito, pero la inesperada euforia me incita a acompañar la marcha con palmas. Me acerco al aparato, las manos enfrentadas, y chas, primero mi palmoteo e inmediatamente los platillos del percusionista. Espero el siguiente compás. Yo por un lado, la orquesta por otro. Qué humor de perros. Fuera radio.

martes, 23 de diciembre de 2014

Teoría del Lugar \ y 7


Medio desencajada y con los cristales rotos, los herrajes de la ventana chirrían cuando trato de abrirla, sin lograrlo. Tropieza su cierre. Astillas de pintura caen como escamas de un pez muerto nada más rozarlas. Sobrevuelan la estancia y brillan un instante sobre los escombros acumulados en el suelo. Tiemblan las hojas si las fuerzo. Ni yo mismo podría explicar por qué quiero abrir una ventana que ya no tiene cristales. Pero sigo intentándolo. La observo por descubrir el estorbo. Me empeño. Cuando lo consiga, me digo, habré hecho lo que otra persona hacía a diario. Aquí. Reharé sus gestos.

sábado, 20 de diciembre de 2014

Teoría del Lugar \ 6


No son buenos pintores, los lugares. No les guía ninguna estética. Lo ancho resulta estrecho. Lo menudo, basto. Tampoco entienden los colores. Los mezclan mal. Desconocen la simetría, estropean la perspectiva, alteran la ordenación. En una lámina solo convocarían irritados garabatos en rojo del corrector. Algún improperio, quizá. Sin embargo, a diferencia de las obras artística, los lugares huelen. Los pasos resuenen en su interior. Les hablan con sensaciones a los dedos que se aventuran. Cultivan higueras cuyos frutos carnosos se ofrecen con desprendimiento. Lo hacen todo sin boceto ni premeditación. Nunca serán reconocidos paisajistas, una simple niebla los ciega.

jueves, 18 de diciembre de 2014

Teoría del Lugar \ 5


El lugar nunca es el lugar a secas. Aparece vestido con su condición metafórica. El lugar es siempre el valor que evoca. Las ventanas que quedan abiertas delante, para mirar dentro y ver reflejado, en el espejo del fondo de la sala que lo contempla, el lugar que ha quedado fuera. Se comprende el lugar en los juegos oblicuos de las metáforas. En lo que despierta cuando la luz lo dibuja en la retina. Ese descerrajado baúl de palabras que se guarda en el altillo de la memoria. Pero las metáforas son columpios. Cualquier signo, despertado, conduce a un lugar.

martes, 16 de diciembre de 2014

Teoría del Lugar \ 4


El espacio se transforma. Hay quien lo cree así. Llegan unos obreros. Durante toda la mañana golpean las paredes. Los sacos de escombros dejan un reguero de polvo tras su paso. Se enfada algún vecino. A las seis bajan riendo y dando voces por la escalera. A las ocho del día siguiente regresan. Silenciosos. Así unos días. Lo transforman. Se diría que el espacio es el fénix, siempre otro, cuando siempre es el mismo y quien va a metamorfosearse acaba de llegar con sus pertenencias y las está distribuyendo en el armario aún con olor a barniz. El espacio transforma.

sábado, 13 de diciembre de 2014

Teoría del Lugar \ 3


No es la saeta que se alza y sin nada alcanzar gira y regresa. Ni el tranvía que se detiene un instante en la parada sin que dé tiempo a descender y sigue luego calle abajo. No es cauce. El lugar no avanza. Tampoco, perpetuo oleaje, permanece estancado. Como la luz tenue de una estrella, se expande; raíz, copa de un almendro en flor o pétalos de una camelia. Envejece y renace al mismo tiempo, y su tiempo no decora el presente. Lo encarna. Es el presente quien no gira y regresa, quien no sigue calle abajo. Quien suma. Congrega.

jueves, 11 de diciembre de 2014

Teoría del Lugar \ 2


SEMPRONIO:¿Tú piensas que la distancia del lugar 
 es poderosa de apartar el entrañable amor…? La Celestina 

Florecillas que nacen en las hendiduras del muro. Helecho que ha prendido en la tierra acumulada sobre la cañería, dentro del patio umbroso. Hierba que crece en la fisura. Así emerge el amor. Un poco de arena, humedad, luz. Un tallo que la brisa cimbrea. Que brilla si el cuenco de la luz vierte sus colores al amanecer. No solo enraíza en el lugar. El amor es el lugar. Convierte lo anodino en memorable. Donde nos vimos, donde enlazamos nuestras manos, donde me lo dijiste. Establece signos. Y en la distancia imagina —construye— espacios. Donde verse, donde abrazarse, donde hablar.

martes, 9 de diciembre de 2014

Teoría del Lugar \ 1


Una descripción tiene algo de epitafio anticipado. El lugar que acoge y se dispone como un argumento que da noticias del vivir no es menos fugaz que una fecha. Se ignora mientras el lugar no se diferencia de quien lo habita; bien porque se acabe de conocer, bien porque se haya residido allí de un modo prolongado. Pero si la ausencia aleja del lugar, el regreso ya no reconoce espacios. Solo existen ojos, entonces, para lo que no está. Únicamente lo que ha muerto se ve. Toda descripción es un ejercicio optimista —un espejismo de permanencia— que oculta una elegía.

sábado, 6 de diciembre de 2014

Cuaderno de tapas rojinegras \ 30


Escribo ahora en la pantalla del ordenador. Otras veces lo hago a mano, con pluma, sobre las páginas de un cuaderno. Los cuadernos me gustan, pero se quedan en los cajones para uno mismo, para nadie. El ordenador se muestra como una paradoja, siendo enteramente impersonal su escritura, es capaz sin embargo de llegar a alguien en un tiempo que el reloj ni se molesta en computar. Siendo un intrincado enigma su modo de escribir —un programa traduce al alfabeto el incomprensible código digital en el que lo graba y transmite—, inmediatamente lo colma de sentido quien lo recibe.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Cuaderno de tapas rojinegras \ 29


La experiencia de cada día alienta en el nuevo día que todo ocurra igual, porque siendo igual será siempre diferente, repitiéndose logrará ser inesperado. Es una de las paradojas del vivir. Solo lo novedoso y cambiante insiste en su vacuidad. La vida no es un camino hacia lo desconocido que exista más adelante, sino un descenso a lo conocido que hay en la propia vida. Un descenso a las honduras de lo que es. Solo lo conocido puede proporcionar conocimientos desconocidos. Lo desconocido únicamente convoca palabras conocidas con que malbaratarlo. Las palabras visionarias ahondan, penetran. Anhelan lo que han vivido.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Cuaderno de tapas rojinegras \ 28


No se sientan nunca las sillas. En pie siempre. Esperándonos. Igual que un perro que aguardara el regreso de su amo junto a la puerta. Un ramo de rosas sobre la mesa que pide un jarrón lleno de agua. Así las sillas nos esperan. Su paciencia, imperturbable. Y cuando nos sentamos, también ellas al fin se sientan. Descansan. Ladrido del can feliz, aroma de flores. Nos hacen masajes en la espalda, en el trasero, en las pantorrillas. Sujetan los brazos. Y cuando nos movemos intervienen en la conversación con un ligero gruñido, que es su rara manera de expresar alegría.