domingo, 26 de febrero de 2017

1980- «Ciudades indefensas»


En la sala de los prerrafaelitas, una Ofelia flotando en un lecho de flores atrae la mirada de una muchacha menuda que, escéptica, sonríe ante la escena. En la esquina, en un taburete, la vigilante —en el pecho una placa con el logotipo del museo y un nombre, Sylvia Plath—, se alarma: Siempre tendrá treinta y un años Ofelia, para la eternidad. Fátima mira alrededor, cuando ve que no hay nadie se inquieta: ¿Se dirige a mí? Cautelosa, la vigilante le devuelve la sonrisa: O al revés, quizá sea la eternidad la que haya tenido treinta y un años.