lunes, 9 de octubre de 2017

Coro de ausentes | VELETA


El viento habla con el muro
de vez en cuando. Le propone
ir de aquí para allá,
no asentarse en ningún lugar,
abandonarlo todo.
Disfrutar la aventura
del movimiento que no cesa.
No tener una casa
para entrar en la de cualquiera.
El muro escucha, sí, pero no presta
atención, porque ya conoce
su monserga, tan vieja como el alma.
Le preocupe más la vida
de las flores menudas
que entre sus ranuras crecen en abril
y trata el viento de arrastrarlas
en su parranda. Ingenuas
quisieran admirarlo. Al que se va
cuando los días permanecen,
y no se sabe a dónde.