martes, 30 de enero de 2018

Becqueriana / 128


Con frecuencia escribo poemas en verso. La métrica, sastrería de sonidos, requiere cortar las telas con precisión, reunirlas de modo que parezcan siempre continuidad y coserlas sin que las costuras resulten visibles. En ocasiones también escribo poemas en prosa. Es como nadar en una piscina en verano. Se puede cambiar de posición constantemente, flotar o hundirse no importa, tampoco saludar desde el agua. Uno se siente libre en el cuadrado de palabras para subir o bajar en busca del efecto de realidad o de las sensaciones de un sueño. Pero a veces prefiero escribir eternos poemas efímeros sobre la piel.